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El mes de enero debe su nombre a una puerta. O, más bien, al dios romano que la resguarda, abre y cierra: Jano, de cuyo nombre deriva enero, january, janeiro, janvier, gennaio. Este es el dios de las puertas y, por consiguiente, de los tránsitos, las aperturas y los cierres. Así, enero cierra la puerta del año precedente y abre la del siguiente.

Por Loreto Casanueva

Las puertas nacen de la mano de la fundación de ciudades que, por su naturaleza, deben guarecerse ante la amenaza enemiga. La forma de cerrar los complejos urbanos, desde el antiguo mundo etrusco, fue, primero, un trazado de arado y luego una puerta. Como fueron los dioses quienes inspiraron las fundaciones urbanas, el traspaso ilegal del umbral era considerado sacrílego. ¿Cuántas veces nos hemos encontrado con el cartel “No pasar” colgando de una puerta? Así, las puertas serán anfitrionas, pero también guardianas. “Nos protegemos, nos parapetamos. Las puertas paran y separan”, dice el famoso escritor francés Georges Perec en su célebre libro Especies de espacios (1974).

Figura 1: Puerta, Francia, c.
1450-1500, roble. Museo Metropolitano de Arte.

Los primeros ejemplares de puertas fueron confeccionados con materiales ligeros, como tela, por lo que eran similares a las cortinas. Una vez que las antiguas civilizaciones emprendieron la arquitectura monumental, las puertas, tanto de las casas como de los templos y de las tumbas, comenzaron a elaborarse con piedra o metal, aunque la materia prima más común fue la madera, sobre todo en Roma, Egipto, Mesopotamia, Japón y China. Tempranamente, los arquitectos y constructores experimentaron con diversos tamaños y formatos (dobles, abatibles, correderas, plegables), cultivando sus potencialidades funcionales, pero también decorativas y simbólicas. La ricamente ornamentada puerta de una catedral gótica prefigura el espacio de recogimiento cuyo acceso regula; la representación de una puerta en la obra de René Magritte pone en tensión la naturaleza y la humanidad, el arte y la realidad; la puerta falsa de una tumba egipcia augura un viaje ultraterreno; la flagelada puerta de «El Resplandor» presagia la muerte. Por más prácticas que sean, las puertas siempre son zonas de tránsito que, eventualmente, se convierten en umbrales hacia lo íntimo, lo seguro o lo desconocido: no por nada llamamos portales a esas puertas misteriosas y trascendentales.

Figura 2: Llave gótica de puerta,
España, ss. XV-XVI, hierro.

La historia de las puertas es también la historia de las bisagras, los picaportes, las aldabas, los ojos mágicos y las llaves. “Si no hubiera puerta, no habría llave”, declara Perec. Al igual que las puertas, las primeras llaves se fabricaron con madera, y fueron los romanos quienes mejoraron su calidad y función al hacerlas de metal. De este modo, se hicieron “portables”, adecuadas para abrir y cerrar puertas de todo tipo. Desde su nacimiento han sufrido pocas variaciones: son las cerraduras las que han visto optimizadas sus formas. Aunque las residencias y los edificios sean demolidos, las llaves metálicas permanecen y nos permiten identificar lugares, épocas y estilos arquitectónicos, e incluso imaginar historias. Below the surface (Bajo la superficie), monumental proyecto de investigación arqueológica emprendido en Ámsterdam, particularmente en el lecho del río Ámstel, ha encontrado alrededor de 70.000 objetos que resumen milenios de historia urbana, desde miles de años a.C. hasta el 2005, como fragmentos cerámicos, conchas, hebillas, botones, monedas, cuchillos, peines, celulares, juguetes y llaves. Las que se han hallado sirvieron para abrir puertas de casas, templos, cajas y vehículos. ¿Cómo habrán llegado al río? ¿Perdidas por sus dueños, como suele pasar con las llaves?

Figura 3: Aldaba, Alemania, c.1425-
1450, aleación de cobre. Museo
Metropolitano de Arte.

Las aldabas, por su parte, antecesoras del timbre, han permitido llamar a la puerta desde antiguo, y sus diseños anuncian el tenor del espacio al que se desea entrar, vigilando el umbral. No es casual que muchas aldabas representen a animales o monstruos mitológicos, como leones y grifos. No es azaroso que el portero del Hades sea Cancerbero1.


Casanueva, L. (2019). Las Puertas. Revista La Panera. http://lapanera.cl/sitio/las-puertas/


1 Perro de tres cabezas que guardaba la puerta de los infiernos.